Silvio Rodríguez fue para todos, para siempre, el de siempre, el callejero, el revolucionario, del y para el pueblo. Su pueblo: todos aquellos a los que llega su voz. Pero no estuvo solo. La unión hace la fuerza. La voz da fuerza a la reivindicación.
El pasado miércoles 4 de mayo tuvo lugar en la Villa de Vallecas el concierto benéfico, totalmente gratuito, de figuras de la canción de habla hispana como Ismael Serrano, Eduardo Aute, Luis Pastor y el imponente Silvio Rodríguez. El concierto pudo llevarse a cabo gracias a los fondos que pusieron los propios cantantes para su realización, en particular, Ismael Serrano.

Si no creyera en mi camino,
si no creyera en mi sonido,
si no creyera en mi silencio…
El evento perseguía una doble (y noble) causa social: por una parte, recaudar fondos para los afectados por el terremoto de Ecuador (con mesas apostadas en las inmediaciones del recinto para quien quisiese colaborar) y por otro, poner en práctica la máxima de que cualquiera debería poder acceder a la cultura, el propósito de llevar la nota y la palabra a todos aquellos que, aunque no pudieran permitirse el precio de un concierto de tamaños cantautores, pudieran disfrutar del privilegio (no siendo éste económico sino cualitativo).

Vallecas, sin duda, salió a la calle para ver a los poetas de la canción protesta. Cada uno de los cantantes dejó un poquito de sí mismos en el escenario, al menos un trocito de sus ideales, en todos los casos vitoreados por la multitud.
¿Qué fue de los cantautores? Gritó al aire Luis Pastor, “¡Aquí estamos!”.
El sonido estaba intacto, el timbre de cada voz resonó mientras el cálido atardecer se tornaba en noche estrellada. Las canciones más sonadas como “Papá cuéntame otra vez” de Ismael Serrano, “Al Alba” de Aute o “Te doy una canción” y “Ojalá” de Silvio fueron cantadas a coro y al unísono por un público que no podía creerse aún dicha oportunidad.
Vallecas, barrio obrero. Silvio Rodríguez prosigue su honesta tradición de realizar conciertos populares en las calles de algunos barrios de La Habana, pero esta vez, al otro lado del charco, donde se encontraba porque había dado un concierto de pago la semana anterior.

La era está pariendo un corazón, un sentimiento común de lucha, un corazón artístico desbocado e incontenible. Silvio, el corazón de nuestra era.